Así titulaba hace algunos días el bioquímico y divulgador científico de la ULL José María Riol Cimas en la lista de distribución de correo electrónico
Esceptican su comentario en torno a la noticia que difundió RNE-Radio1, en la que se aseguraba que el Ayuntamiento de Agüimes (Gran Canaria) denunciará ante los tribunales a aquellas cadenas de televisión locales que emitan programas de cartomancia y adivinación en general, y que cobran sus llamadas mediante líneas telefónicas 806 y similares.
Quizá sería conveniente poner entre interrogaciones el título de esta entrada, ya que desconocemos en este momento la auténtica razón de esa decisión del consistorio grancanario. Ojalá no se traté exclusivamente de una maniobra en pro de la buena imagen del ayuntamiento, y parta de una auténtica preocupación por la educación y el buen gusto televisivo, algo que desconocen las locales en la inmensa mayoría de los contenidos de la parrilla de programas. Al margen de ello, la imagen de ese ayuntamiento saldría beneficiada, sea o no esa su intención, o cualquier otra que me reservo para no parecer inoportunamente desconfiado. Esta denuncia también puede caer en saco roto: son conocidos los particulares condicionantes que deben producirse en el trato entre un desvergonzado adivinador y su cliente para que dé lugar a un delito punible. La ley presupone el conocimiento del escenario, la retórica y las buenas intenciones del experto tarotista por parte del cliente (lo cual es mucho suponer), y que éste acude movido por una decisión voluntaria, propia y en cierto modo racional (lo cual es suponer aún mucho más, hasta volver ridícula la interpretación de la normativa legal en este aspecto). En todo caso, me quedo, y nos quedamos otros escépticos canarios, creo, con la información en bruto: ese supuesto interés manifestado por denunciar la mierda televisiva astro-tarotista. Sería conveniente que otros municipios tomaran decisiones similares; por ejemplo, La Orotava, Santa Cruz de Tenerife y San Cristóbal de La Laguna, donde tenemos algunos ejemplos de aduladores del tarot, unos más entrados en carnes que otros, con el pelo más o menos teñido, aquel más bien joven y paradigmáticamente baboso en sus formas y dicción, todos más o menos
frikies, y siempre con esa capacidad vomitiva, con ese efecto de lavativa mental, y con esa habilidad para disparar potencias de diez de gilipolleces por minuto.
También hay otra noticia verdaderamente esperanzadora: la aparición en el mercado editorial hispanoamericano de un nuevo libro de orientación escéptica sobre pseudociencias. Si en noviembre de 2004 fue
Equipo Sirius de Madrid quien puso en las librerías españolas
Ciencia y pseudociencias: realidades y mitos, ahora es la editorial portorriqueña Callejón, la que, de la mano del exdirector del radiotelescopio de Arecibo Daniel Altschuler, Joaquín Medín y Edwin Núñez ha comenzado a distribuir en todo el mercado hispano la obra
Ciencia, pseudociencia y educación, prologada por un buen amigo de
mihterioh de la siensia, el Dr.
Carlos Álvarez, profesor de Psicología en la ULL.
Algunos de los temas tratados en el libro son: características del razonamiento pseudocientífico, construcción de hipótesis irrefutables, construcción de argumentos a partir de semejanzas espurias, acumulación cuantitativa de supuestas pruebas como sustituto de su calidad, tendencia a subestimar la probabilidad de las coincidencias, tendencia a percibir orden en arreglos aleatorios, propensión a ignorar pruebas desfavorables, propensión a descartar hipótesis alternativas, la Astrología como pseudociencia milenaria, la creencia en extraterrestres, etc.; es decir, un auténtico tratado sobre
razonamiento magufo, una obra que deberían leer y estudiar la inmensa mayoría de los ufólogos, los criptozoólogos y el resto de la fauna pseudocientífica que pulula en las radios, televisiones y prensa de toda España.
El libro estará disponible próximamente en la librería Iberoamericana de Madrid. (91-429 35222), y también puede ser solicitado a Elizardo Martín edicionescallejon@yahoo.com Le deseo un excelente número de ventas, y que cunda en su labor educativa. Pero no va a ser esta la única novedad editorial escéptica a lo largo de este año. Estén atentos.
Y para qué les voy a contar más... Si quieren enterarse de la nueva trastada que el equipo de
Tercer delirio, de la cadena SER, ha perpetrado, ahora en la persona de Ángel Carretero y su libro en el que hace papilla el caso de los extraterrestres de Conill (Cádiz), lean la nota que Gerardo García-Trío subió a
Bajo el volcán, y así pasarán una tarde con humor y alegría de la vida. O asómbrense
aquí del ofrecimiento que el mayor
fan de
James Randi, el
sacapasta Uri Geller, ha hecho a la localidad inglesa de Carlisle para librarla de todo mal relacionado con un pedrusco encabronado. A mí, por hoy, no me queda más que tomarme un
santateresacola.