Los cazamarcianos no dejan de dar motivos para pensar un poco, como de pasada, en esta gran leyenda que son los platillos volantes. Caen en las mismas falacias y torpezas una vez tras otra. La última ha sido el cebo que el escéptico brasileño de origen japonés Kentaro Mori, editor responsable de
Ceticismo Aberto, ha mostrado a la entidad crédula
Centro Brasileiro de Pesquisas de Discos Voadores (CBPDV). Como ven, no se cortan ni un pelo y llaman a su cofradía "de Discos Voladores". Supongo que en el idioma portugués brasileño la expresión "Discos Voladores" debe significar lo mismo que en castellano, o sea un
frisbee de cc., una lenteja mutante de 20 metros de diámetro, una gigantesca hostia con la que deben comulgar semana tras semana los creyentes en cosas raras que vuelan en nuestros cielos, en particular, ahora, los del
Centro Brasileiro.
Lo que pasa es que a Mori, participante en lista Anomalist de la
Fundación Anomalía, se le ocurrió proponer al Centro brasileño una prueba: que eligieran un solo caso ufológico investigado por ellos y que una comisión de expertos independientes probase que se trata de un disco volador, es decir, según la definición del Centro platillista,
veículos espaciais que nos visitam... originários de outras civilizações. Parte de esos expertos podían ser designados por el propio Centro, con la condición de que no perteneciesen al mismo; la otra parte sería seleccionada por Mori. El director de grupo, A.J. Gevaerd, le respondió a Mori que
pa tu tía, y estiró el dedo medio apuntando al cielo, en adaptación
sui géneris del saludo de los vulcanianos de
Star Trek, una de las razas que podrían estar pilotando los dichosos
discos voadores.
La verdad es que el premio que ofrecía Mori no era demasiado atrayente para quien ya goza de predicamento en la prensa y recibe miles de visitas en su desquiciada web: si esa comisión de científicos conseguía probar que el episodio elegido era algo raro el
Centro de Pesquisas tendría un espacio permanente de 5 megas en la web
Ceticismo Aberto. Claro, si el análisis resultaba un fiasco Gevaerd debía cambiarle el nombre al centro y enviar un comunicado a sus asociados y a la prensa informando del fracaso. ¿Se comprende ahora lo del dedo estirado?
Pero lo mejor de todo fue la contra propuesta de Gevaerd: desafió a Mori a probar que los ovnis
no existen. Si Mori lo consigue tendrá un espacio mensual en la web de la
Revista UFO, la página ovni más visitada del mundo, con 1.465.000 accesos, además de 10 páginas mensuales en UFO, la publicación impresa del Centro,
para hacer todo el escepticismo que quieran. Seguramente el lector sabrá de la dificultad de probar hechos negativos. Es como si Gevaerd pretendiese probar que él no es de Neptuno. Pero bueno, no hay más leña que la que arde en
Ovnilandia y ésta es la lógica que impera, que algunos desalmados fomentan y que un porrón de crédulos se chuta mensualmente.
Luego, o mañana, subiré otra nota con otra perla del comentario de Gevaerd sobre los escépticos, esos que
pesquisam Ufologia de gabinete (esquentação de poltrona e clicação de mouse). Arremánguense los esfínteres, como diría Douglas O'Brien.